Benjamín y el remedio a su corazón solitario: Una escort muy especial

Una mañana más como cualquier otra, despierta Benjamín y mira su reloj, es temprano aún. Su erección le recuerda que lleva nueve meses solo y pues, una vez más, le toca masturbarse para sentir placer y alivio y así llenar ese vacío de no tener otro cuerpo tibio junto a él. 

Su imaginación vuela, aún siente añoranza de aquellas noches de sexo insaciable con su exnovia. Empieza a pajearse… pensando en su rico culo, en la caída perfecta de sus tetas y en la gloria de comerse poco a poco su clítoris, tomarse su deliciosa miel y penetrarla hasta llegar a la gloria. 

Después de volar su mente con estas sensaciones intensas, acaba y se mete a la ducha. Su “amigo” aún sigue despierto y aprovecha los efectos terapéuticos del agua para darle otro round de caricias a su pene. 

Se alista, desayuna y toma su automóvil para irse a la oficina. Es una pequeña corporación con un poco más de 15 empleados. Hay mujeres solteras, pero ninguna que lo cautive. 

Él tiene una posición gerencial y pues se cuida mucho de no mezclar los asuntos laborales con los del corazón, nunca se ha metido en problemas a sus 37 años. 

Marcelo, es el mejor amigo de Benjamín. Se caracteriza por ser más extrovertido y aventurero. Se la pasa diciéndole que es momento de buscar otras alternativas para tener sexo, mientras encuentra otra novia y él (Benjamín) se niega. 

En la hora del almuerzo, ambos chicos se reúnen y googleando encuentran una página de masajes eróticos llamada Chile Masajes. Marcelo le insiste una vez más que vea el directorio y el testarudo de su amigo con un poco de resistencia y a su vez desesperado por coger, le hace caso.

Benjamín mira a todas las chicas y en particular le gustó una morena, pelo negro ondulado, de caderas anchas, tetas medianas, su nombre es Arantza. Le dio más morbo leer “Experta en caricias y con ganas de que seas el primero dentro de mí”. Marcelo, estaba impresionado del anuncio y también de ver a su amigo entusiasmado con la idea de estar con una escort tan particular. 

Solo fue cuestión de un par de horas para que Benjamín concertara el mismo día la cita con la chica. Fue a su departamento para prepararse para la ocasión. Un baño con afeitada incluida; además, compró vino, chocolates, condones, lubricantes, aceites para masajes con sexo y algunos juguetitos para complementar la faena de placer.  

El caballero perfumado busca a Arantza en el sitio acordado. Cuando la ve, se da cuenta que es más hermosa en persona que en la foto. Tiene 21, aunque su apariencia le suma unos años más. Ella se sube al auto con toda confianza y pues, él un poco intimidado, inician una breve y nutrida charla para conocerse mejor. 

Los 10 minutos de trayecto al hotel les permitió saber sus gustos y preferencias. Él no aguanto la curiosidad y le preguntó, ¿cómo eres masajista experta y aún eres virgen? 

Pues, ella con una amable sonrisa, le dice: Soy muy buena con las manos, es verdad… solo quiero un ritual de iniciación especial. Ningún hombre ha estado dispuesto a pagar lo que valgo y por eso me limitaba a los masajes terapéuticos y a caricias sin coito. 

Ya ambos están en el hotel, Benjamín prefiere ir despacio. Arantza aceptó recibir sus besos y fue increíble la química que había en ellos. Él solo quería percibir su ternura y su trato amoroso, aunque fuera algo circunstancial, sin mayor trascendencia. 

Después de unos 15 minutos de caricias y de excitación, la chica toma la iniciativa y empieza a desvestir a su cliente. Lo mira a los ojos con cara de deseo, posa sus labios en su cuello y con su lengua traza caminos muy placenteros en toda su piel. Él estaba muy fogoso y con dominio la puso de espalda para bajar la cremallera de su vestido y tener la impactante vista de sus caderas y de su inmenso culo. 

Una vez estando desnudos ambos, ella aplica el masaje cuerpo a cuerpo para subir aún más la temperatura. Benjamín estaba disfrutando de la magia que tiene esta señorita y cuando pudo la volteó, empezó a lamer sus pechos, a rozar con mucha táctica su botón de la felicidad, sentía como su humedad emanaba dentro de ella.  Arantza gime y cada poro de su piel se estremece de placer. No se olvida de su caballero, ella toma acción y empieza a chupar su pija como un manjar. Sus amigas escorts le enseñaron a practicar con un pepino y pues, Benjamín lo goza tanto, que hasta ella se tragó su leche durante la faena.

Él por su parte, mete sus dedos en su concha para el placer de ella, una y otra vez. La novata dice que quiere más; mientras que el “amigo” de Benjamín está duro nuevamente. Él con mucha sutileza la penetra y ambos progresivamente se acoplan. El vaivén de sus cuerpos se incrementa a medida que ella ya no siente dolor y toma las riendas moviéndose encima de su cliente.

Benjamín y Arantza quedaron complacidos. Sus encuentros se repetían en ocasiones, sin apegos, ni emociones. Ambos estaban claros de su relación escort – cliente y la pasaban bien cuando se podía. 

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